No hay nada más angustiante para un padre que enfrentarse a un problema con un hijo, sea físico emocional o intelectual; y el camino para solucionarlo puede tener un fuerte impacto tanto en el corazón como en la cartera. Las Finanzas Personales son, muchas veces, el colchón en el que se reflejan (y por medio el cual se pueden o no resolver) muchos problemas de la vida diaria.
La cantidad de niños que cada vez necesitan diversos tratamientos es cada vez más alta, tanto por el creciente número de condiciones y padecimientos (como la obesidad) producto de cambios en el estilo de vida, como por el sobrediagnóstico que existe s
e calcula que uno de cada 5 niños en edad primaria es diagnosticado con algún tipo de problema (psicológico, visual, auditivo, motriz o emocional). A propósito de esta estadística a mi papa, hombre muy sabio, le gusta decir “en mi época todos éramos cojos, chimuelos, traviesos y todos crecimos para ser adultos de bien”.
Lo que más queremos los padres es que nuestros hijos desarrollen sus capacidades y oportunidades al máximo y este tipo de problemas son particularmente angustiantes, en parte por el estigma social que conllevan (y la etiqueta que le ponen al niño), en parte por la falta de información que hay al respecto (y el exceso de charlatanes oportunistas que ofrecen falsas soluciones) y, en parte, por que la solución toma tiempo y dinero.
El diagnóstico de algún problema ocasiona serios cambios en la dinámica y finanzas familiares; el costo anual promedio de algunos e estos problemas puede superar los $30,000 pesos anuales y muchas veces se requiere por 4 o 5 años para ver resultados. Y aunque todos decimos que con la salud de los hijos no se escatima, parte del éxito del tratamiento depende de la buena administración que tengamos con nuestros recursos para permitirnos solventar los largos años que puede durar.
Empieza bien desde el principio
Para cualquier trastorno infantil, desde obesidad hasta ADD y problemas emocionales, toma en cuenta lo siguiente.
1.- Actúa. Por más difícil sea de aceptar que un hijo no es “perfecto”, entiende que los problemas no se corrigen solos (el argumento de “en mi época no hacíamos tanto rollo” es falso) y dejarlos a la deriva pueden ocasionarle a tu hijo problemas académicos, sociales y de auto-imagen. Entre ante empieces mejor, más rápida y barata, va a ser la solución.
2.-Invierte en el diagnóstico. Quizá la parte más importante es tener el diagnóstico correcto que te permita darle a tu hijo el tratamiento adecuado. Busca al profesional más calificado en diagnóstico (aun cuando tengas que insistir para que te de una cita) y busca realizar los estudios en los lugares más competentes, para evitar tenerlos que repetir. Guarda los resultados de todos los análisis para poder hacer un comparativo cada cierto tiempo y para evitar tenerlos que repetir en caso de que requieras una segunda, o tercera, opinión. RECUERDA QUE NO HAY SOLUCIONES MAGICAS O PRODUCTOS MILAGRO PARA RESOLVER NINGUN PROBLEMA. El caer presa de uno de estos esquemas no sólo cuesta caro sino también retrasa la solución real.
3.- ¿Cómo encontrar al terapista, nutriólogo...? Como buen consumidor debes de comparar entre las diferentes opciones que tienes para el tratamiento. Antes de elegir a un médico o terapista (y de desembolsar un solo centavo) platica con dos o tres profesionistas y averigua su técnica, enfoque y la dinámica que tiene tanto con tu hijo como con los padres. Una buena manera de encontrar el tratamiento es por medio de gente que haya tenido experiencias similares exitosas; pero aún ante las mejores recomendaciones nunca olvides oír tu propio instinto.
4.- Cada niño es un mundo. No hay recetas de cocina para solucionar el problema. “Se requiere un enfoque multidisciplinario, advierte el terapeuta Jorge Anzures director de la clínica de Neuroterapia Computarizada, no es cuestión de dar solamente un medicamento, o solamente ayuda psicológica, se requiere de un enfoque multidisciplinario y personalizado para conseguir resultados.” Todo diagnóstico y tratamiento debe de estar hecho a la medida de tu hijo, no en base a un machote preetiquetado.
5.-Lo que no cuesta (pero vale mucho). Los cambios en la dinámica de la casa son un apoyo indispensable que permite acelerar el avance. De nada sirve gastarse miles de pesos en médicos si existen fallas saboteadoras en el ambiente familiar. De nada sirve poner el niño a dieta si la despensa familiar sigue plagada de comida chatarra. Evalúa lo que puedes cambiar en la casa y aplícalo, desde cambios en los patrones de alimentación hasta la relación que existe entre los padres (particularmente si son divorciados). La férrea disciplina en el hogar es un arma fundamental para apoyar a los hijos con problemas.
6.-Prioritiza. El pagar un tratamiento puede implicar recortes debas de recortar otros gastos (vacaciones, diversión, incluso parte de tu porcentaje de ahorro), pero este es uno de los gastos más importantes que deber puedes hacer.
7.-Investiga. Aun cuando el tratamiento no este cubierto por tu seguro médico puede ser que los análisis, como electroencefalogramas, o los aparatos auxiliares, como implantes auditivos, si lo estén; averigua que es lo que si puedes deducir de tu seguro.
8.- Planes de pago. Si encuentras un tratamiento que consideras ideal, pero el costo no se ajusta a tus posibilidades, alza la voz. Propón al médico o terapista alguna opción de pago a plazos, de descuento o de pago en especie; cualquier profesionista realmente profesional va a tratar de encontrar una solución para no dejar al niño sin tratamiento.
9.- Paciencia. Aun cuando te “gane la prisa” por solucionar el problema no exageres, de nada sirve sobresaturar a un niño con 25 terapias diferentes, al contrario puede ser contraproducente (y muy caro). No esperes resultados de un día a otro, cada seis meses o un año revalora la situación, mediante análisis o exámenes, para ver los resultados y evaluar si el camino que llevas es el correcto.
Recuerda que, aunque en este momento no lo parezca, todos los problemas tienen solución, y que el arma más importante que tienes es el amor que como padre puedes tener hacia tus pequeños.
Que interesante post! yo soy psicóloga, especialista en niños y adolescentes y lo que comentas es muy cierto. Muchas veces llegan los niños a tratamiento después de que los papás los llevaron a miles de lugares donde sólo les sacaron el dinero (sin contar con los que los sobaban, los de las gotitas mágicas y un largo etc.) Se desesperan porque esperan que uno los arregle como si tuvieran un chip y no como un asunto de cooperación familiar y escolar.
ResponderEliminarSaludos
Muy interesante tu post y muy objetivo en cuanto a ponerle numeros a algo que podemos prevenir. EL cuidado de los hijos es super importante y hoy dia los padres con el pretexto de que trabajan parecen quedar eximidos de tal responsabilidad. Muchas gracias por aportarnos cosas positivas como siempre. Saludos!
ResponderEliminarMonica
Hola Adina,
ResponderEliminarMe encantó tu post, me identifico mucho con lo que escribes porque mucho de esto lo he vivido con mi hija, y no es fácil. Ya te contaré.
Un abrazo,
Joan
Hola Adina,
ResponderEliminarTe sigo de Dinero Inteligente. Muy interesante Bitacora! =D
Para evitar niños transtornados, y no es una garantia:
1. Primero disciplina (alimenticia y de comportamiento -educacion cultural, valores y principios eticos, educacion fisica, etc.-). Lo cual requiere MUCHO INTERES, PREPARACION Y TIEMPO por parte de los padres o tutores.
2. Despues; amor, afecto y cariño.
Los ñiños que han sido dañados fisica o psicologicamente: evaluacion, diagnostico y tratamiento PROFESIONALES. Despues, mas disciplina y afecto =D
Saludos!
Ciertísimo!!! yo agregaría:
ResponderEliminar+ tomar en cuenta que entre más pequeños reciban tratamiento mejores resultados tendrán si se tardan mucho en aceptar una situación conflictiva más caro será el tratamiento y durará mucho más.
+ hacer cambios en la dinámica familiar es caro emocionalmente pero es lo más eficiente y tiene resultados a largo plazo.
+ muchas veces que los padres tomen un tratamiento (ojo! siempre y cuando el problema del hijo sea conductual o emocional) resulta más rápido y por lo tanto se invierte menos que el querer sanar una dificultad familiar o de uno de los padres a través del hijo.
+ siempre es mejor invertir en la infancia para lograr un hijo sano e independiente en la adultez que intentar hacerlo al revés y mantenerlo para siempre.