lunes, 15 de marzo de 2010

Para reírse (y reflexionar) sobre los mercados financieros

Éste es un correo electrónico que recibí y que explica los orígenes y consecuencias de la crisis que todavía nos aqueja y que, dentro de la risa, puede servir como lección para prevenir malas decisiones financieras en el futuro.


Francisco es el propietario de una cantina en el centro de la ciudad. Llamémosla “Casa Paco”. La mayor parte de sus clientes son alcohólicos desempleados que muchas veces no pueden pagar sus cuentas. Para evitar que sus clientes vayan a tomar a otras cantinas, Francisco anuncia una promoción: Tome ahora y pague después. Él apunta todo lo que beben sus clientes en una pequeña libreta (después de todo les está dando crédito por bebidas tomadas que en el futuro tendrán que pagar). En esta libreta lleva el control de sus ventas.

En la ciudad se corre la voz de que en “Casa Paco” uno puede tomar hoy y pagar después de que se le pase la cruda. No es de extrañarse que poco a poco se convierte en el bar más popular y exitoso de la ciudad. Cada vez atrae a más clientes y cada vez la calidad de sus clientes disminuye, más alcohólicos y más desempleados. Aun así las ventas en la libretita siguen creciendo como espuma de cerveza; algunos clientes pagan a veces, pero después vuelven a tomar crédito. Por esta razón “Casa Paco” siempre tiene entradas de dinero.

Como sus clientes nunca pagan, nadie se queja ni se inmuta cuando Francisco empieza a subir el precio del tequila, del ron, del mezcal y hasta de los hielos. Si igual no tienen que desembolsar les da igual cuál es el precio. Por lo que las ventas de “Casa Paco” en volumen y en total aumentan sustancialmente.

El gerente de la sucursal del banco de la esquina (asiduo cliente a pesar de tener un MBA) analiza que estas deudas que los clientes tienen con “Casa Paco” van a representar un activo muy importante en el futuro por lo que le aumenta el crédito a Francisco, garantizándolo con las deudas apuntadas en la libretita. Francisco paga el costo de la deuda mes a mes con el dinero de sus clientes.

En la central del banco, del otro lado de la ciudad, todos los expertos financieros (que cabe decir nunca han ido a “Casa Paco” ni conocen el tipo de clientela, ellos beben en otros lugares) idean hacer otro gran negocio, así es que llaman a sus inversionistas y les ofrecen un instrumento nuevo de inversión llamado Cantina Bonos (que suena más sofisticado que bonos de un bar de desempleados). “Tu compra un bono por cinco años, les dicen, y yo cada mes te voy a dar altísimos intereses. Además descuida, el dinero está garantizado por los ingresos de una cantina en donde sólo hay clientes honorables.”

A los inversionistas del banco les encantan los Cantina Bonos y se vuelven muy populares. Es una situación en la que todos ganan: Los clientes de la cantina tienen bebida sin límite que no tienen que pagar al momento. Paco tiene crédito del banco y, además, al subir sus precios (de lo que nadie se queja, como dijimos antes) sus ventas parecen crecer. El banco tiene un instrumento que le puede vender a sus inversionistas (ganando una gran comisión) y los inversionistas están felices porque compraron el instrumento más popular del mercado que les deja altos intereses y además es muy seguro (“los clientes honorables”, recuerden).
Un día por alguna razón (quizá un mal sueño del gerente de riesgos o el lanzamiento de un programa contra alcoholismo del gobierno), el banco se pone nervioso y le pide a Francisco que pague el dinero que debe, él, a su vez, les exige el pago a sus clientes quienes obviamente no pueden cumplir.

Al no poder pagar las deudas “Casa Paco” tiene que cerrar, dejando sin empleo a la cajera, dos cantineros, dos cocineros, tres personas de limpieza y a él mismo. Los proveedores de “Casa Paco” sufren también por perder a su mejor cliente, bajan las ventas y las utilidades por lo que ellos también tienen que despedir a gente, así como dejar de pagar deudas y cuentas, y además parar futuros planes de expansión.

Por el lado del banco, las cosas no están nada fácil. Los ejecutivos sudan sus trajes italianos. Como las deudas de “Casa Paco” los dejaron sin liquidez (¡y sin bono personal!) ya no pueden prestar dinero a ningún otro negocio de la ciudad. De la noche a la mañana los Cantina Bonos se convierten en un instrumento financiero de pánico, por lo que los inversionistas están dispuestos a rematarlos a 10% de su valor. Mucha gente pierde fortunas, incluso de sus planes de retiro.
Lo único que aumenta es el número de alcohólicos de la ciudad.

Originalmente publicado en excelsior

1 comentario: