viernes, 19 de agosto de 2011

"Wall Street" la película que marcó mi vida profesional

En esta cadena de posts el Clan Financiero ha decidido escribir sobre películas que cambiaron nuestra vida profesional y nuestra percepción del dinero. Cuando plantearon en tema no tardé ni medio nanosegundo en definir cual sería la mía.


La primera vez que vi la película Wall Street (la original, en donde sale Michael Douglas cuando era guapo y Charlie Sheen antes de ser loco) supe que quería hacer yo el resto de mi vida.
Remóntense a 1987. Estaba yo entrando a la adolescencia, con dientes que parecían del reino animal (no precisamente humano, más bien conejo), cuerpo  que no encontraba forma, una afición por leer que rayaba en lo patético y un desconocimiento total sobre hacía donde iba mi vida. Que bueno que no existía Facebook en ese entonces, no sé como hubiera lidiado con los comentarios a mis fotos en esos años.


Y un día, en el cine Reforma Comermex (cuándo todavía había intermedio en las películas, ¿alguien se acuerda?) los misterios de la vida quedaron resueltos en el personaje de Gordon Gekko. En el instante que lo vi aparecer en la pantalla supe yo me tenía que dedicar al mundo del dinero*. Había ido yo a “ligar” al cine pero quedé enamorada de lo que vi en la pantalla.
No era sólo el carisma del hombre y el glamour de la súper riqueza y poder, lo que me volvió loca fue ver, por primera vez y de una manera muy hollywoodesca, los movimientos de los mercados financieros. Las llamadas, los gritos de compra, los tickers moviéndose, la adrenalina del mundo del dinero.
Durante años tuve una fantasía recurrente estilo “La rosa púrpura del Cairo” en donde Gordon Gekko saltaba de la pantalla y me invitaba a conocer su Wall Street.
Para la gran mayoría de la gente Wall Street era una llamada de atención sobre los peligros de la avaricia, para mi era un llamado de Sirena “Adiiiiiiina, veeeeeeen hacia acaaaaaaa.”
Ojo, incluso a esa edad me quedaba muy claro las implicaciones de los crímenes financieros. Eran justo las épocas de los escándalos de Michael Milken, Ivan Boesky, los junk bonds y los escándalos de insider trading.



Yo, a mis menos de 14 años, conocía las historias al derecho y al revés (repito, era una lectora compulsiva). Pero aún así quedé pasmada por la filosofía de vida de Gekko. La seguridad con la que dirigía el mundo, su mente prodigiosa, la manera en que podía pararse frente a una junta de accionistas y cambiar el destino de una gran corporación. Su énfasis en el eficiencia y su idea, fría pero real, de que el desarrollo humano no se da por la magnanimidad de la gente, sino en la medida en que cada quien encuentra una ganancia personal (Qué si se ponen a pensar no tiene nada de malo, Adam Smith lo había escrito en “La riqueza de las naciones”  200 años atrás).
Hoy, 25 años después de ver por primera vez “Wall Street” puedo decir que no soy Gordon Gekko pero vivo mi vida analizando y escribiendo sobre los Gekkos actuales.
Manejo cantidades con muchos menos ceros de lo que hacía él (aún con la inflación ajustada) y me dedico a una rama mucho más cálida de las finanzas.
Sin embargo, el discurso de Gekko en la película (el famoso “Greed is good”) sigue siendo uno de los pilares de mi motivación, Me lo sé de memoria y me lo repito en momentos de flaqueza, de dificultad o cuando quiero tirar la toalla.
Puede ser que la palabra avaricia suene un poco fuerte (siempre la asociamos con los pecados capitales) pero en un contexto productivo tiene mucho de razón. Yo la interpreto como el deseo.
Se los escribo aquí. Quizá no es 100% idéntico a lo que dice en la película (la memoria, en 25 años, llega a cambiar un poco las cosas), pero espero lo analicen, lo disfruten y piensen en él de vez en cuando.
Imagínense mientras lo leen  a mí con mi mejor interpretación de Gekko (porque la estoy haciendo mientras lo escribo):


“El punto es, damas y caballeros, que la avaricia (por faltar una palabra mejor) es buena. Desear es correcto. Desear funciona. Tener deseos clarifica y captura lo que es el espíritu de la evolución. La avaricia en todas sus formas- deseo de vida, de dinero, de conocimiento- ha marcado el desarrollo de la humanidad.”



Para seguir con la cadena de las películas que marcaron nuestra vida financiera vayan al blog del Pequeño Cerdo capitalista El post de Sofía sobre su película financiera

*Existe otra razón por la que me dediqué a las finanzas pero esa es materia de otro post.

3 comentarios:

  1. Hola Adina, espero este si llegue, jaja! buenos dias.

    Cuando tu viste esa pelicula, yo ya circulaba por el mundo bursatil.

    ahora tengo casi 45 años, y soy consultor en Ingenieria Financiera.

    Te puedo decir que siempre y en todas las personas, ha existido la avaricia, lo existia en la bolsa hace 25 años, lo existe ahora y lo existira siempre.

    Como bien apunta el buen Gordon, la avaricia es buena, y de ehcho en todos los aspectos, ya sean personales o profesionales, todos la tenemos, simplemente algunos la esconden o no la reconocen por que se esconde en su sombra, pero ahi esta, y como decia Richeliau ( solo es cuestion de fechas ), en alguna medida todos deseamos algo, y en muchos casos muchos mas de lo necesario.

    pero en resumen eiste, y es buena y saludable.....

    Coincido contigo, es una frase que te alienta y te hace decir, " por que no ", y te impulsa a ser mucho mejor cada dia, recordando solamente que con quien verdaderamente compites es contigo mismo.

    Te felicito por tu trayectoria, algun dia podremos charlar si asi te acomoda.

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  2. No apareció mi comentario anterior!

    Bueno, te decía que yo no vi la primera película, pero sí la segunda y que me siento con el deber de verla y aprender algunas lecciones en forma sobre el capitalismo y el mundo financiero.

    Ya te había oído (leído) decir que esta peli tuvo gran influencia en tu decisión de carrera, y claro que quiero saber cuál fue la otra razón, así que estaré cazando ese post, amiga!

    PD: ¡amo "Cabrona al borde de un ataque de nervios"!

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  3. Creo que una traducción más adecuada en este contexto para greed sería ambición. El Avaro se percibe como alguien que no comparte, el ambicioso comparte si esto le ayuda a obtener lo que busca.

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