viernes, 3 de diciembre de 2010

Ejercitando tu músculo financiero

a deformación profesional de todos los financieros es que encuentran una lección-metáfora-analogía sobre el dinero en todo lo que hacen. Así, pues, una visita al dentista te pone a pensar cómo evitar que "las caries de la desidia agujeren tu quijada financiera o una velada romántica te dé material para escribir sobre las maneras de seducir a tu dinero".
La ventaja de las metáforas es que logran hacer, a través de ejemplos cotidianos, mucho más claros los mensajes financieros que muchas veces son difíciles de transmitir.
Realmente las similitudes entre el dinero y el ejercicio son sorprendentes y van más allá de un ejemplo forzado para resaltar un punto. Ambos son hábitos fundamentales para la salud de la persona y que generalmente olvidamos atender hasta que es demasiado tarde (o sea los pantalones no cierran o las tarjetas de crédito ya no dan para más).
Así es que he aquí una lista de los mejores consejos para fortalecer ese músculo, que ¡ouch cómo duele fortalecer! El financiero.
Antes que nada pasa a la báscula. Lo primero que debes hacer antes de empezar un programa de ejercicio es pesarte y medirte para saber que tan grave es la situación. De la misma manera antes de empezar un plan financiero tienes que pesar tus deudas, medir tus gastos, y ver en el espejo tu situación monetaria actual. Más que nada para tener un panorama lo más objetivo posible de la situación. Ojo: de la misma manera que, generalmente, la báscula no está descompuesta, la calculadora tampoco miente.
Todo es cuestión de condición: Si llevas una vida sin hacer ejercicio va a ser imposible acabar un Ironman en tres meses. Es más, el pretenderlo hacer sólo te va a lastimar. De la misma manera pretender resolver toda tu vida financiera en una semana va a ser imposible. Más vale paso que dure y no trote que canse. Empieza poco a poco y enfócate, en un principio, en la constancia y crear sanos hábitos de gasto, de inversión y de uso del crédito, más que en esperar resultados inmediatos.
Metas cumplibles y claras. El mejor motivador es saber por qué es por lo que quieres luchar. Ya sea un bikini, una cuenta para pagar la universidad de tus hijos o un viaje, tienes que tener el premio en mente para motivarte a lo largo del camino.
Fuerza, flexibilidad y resistencia. El principal error de los deportistas novatos es pensar que el buen ejercitador sólo necesita condición física para triunfar. Así hay personas que se la pasan corriendo kilómetros y kilómetros que, en un inicio sirve, pero acaba lastimando el cuerpo. Un cuerpo sano necesita resistencia aeróbica, fuerza y flexibilidad.
De la misma manera, un patrimonio sano no sólo depende de cuidar el gasto y guardar lo que sobre en el cajón o en una simple cuenta. Cierto, necesitas del ahorro para darle aire a tus finanzas e impulsar tus planes, pero también necesitas la fuerza de la inversión y no olvidar (lo que a muchos nos da flojera) la flexibilidad de los seguros y las cuentas de emergencia que te permiten ajustar el patrimonio a caminos inesperados.
Los zapatos maravilla no te hacen bajar de peso. De la misma manera los esquemas de dinero fácil, sólo sirven para hacerte perder el tiempo y el dinero. Ojo con las promesas que suenen demasiado buenas para ser verdad, generalmente lo son.
Los contratiempos son inevitables. El camino al éxito deportivo y financiero no es una carrera plana, es de obstáculos y algunos, inevitablemente, te van a tumbar.
Pero, como bien canta Shakira en la canción que escribió para el Mundial de futbol "No duele el golpe, no existe el miedo, quítate el polvo, ponte de pie y vuelves al ruedo".

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