viernes, 4 de junio de 2010

Mujeres, Hombres y el trabajo doméstico ¿Qué es lo justo?

Doktor Dinero: ¡Ayúdeme! Hace un par de semanas escribió una columna sobre las diferencias que sigue habiendo entre hombres y mujeres en el campo laboral y del trabajo doméstico (publicada el 14 de mayo que puedes consultar en www.exonline.com.mx) y el tema pegó en casa. No sé cómo hacer para que mi marido ayude más en el trabajo del hogar. A pesar de que laboramos el mismo número de horas y ganamos sueldos similares, las responsabilidades de la casa siguen siendo casi exclusivamente mías. ¿Cómo le puedo hacer entender que esta situación tiene que cambiar?



La proverbial “guerra entre los sexos” se libra en diferentes campos: batallas en el campo político, en el laboral y en el doméstico: mientras que las primeras dos reciben la mayor parte de la atención de los medios, son las contiendas que se libran detrás de las puertas del hogar las que más relevancia tienen para mejorar el nivel de vida. Éste no es un tema fácil, las mujeres claman “igualdad”, mientras que los hombres, muchas veces no tienen la menor idea de lo que ellas quieren.

Es innegable que históricamente las mujeres siempre han estado a cargo del trabajo casero (aun cuando cuenten con ayuda doméstica pagada) desde la limpieza y la cocina hasta el cuidado de los niños. Las normas socioculturales, con las que la mayor parte de nosotros hemos crecido, a la vez limitan la participación de las mujeres en el medio laboral, algo que sólo recientemente han empezado a cambiar, y exentan a los hombres del trabajo doméstico, un tema todavía rejego al cambio.

Según datos del INEGI, las mujeres realizan más de 42 horas de trabajo doméstico a la semana, mientras que los hombres realizan apenas diez. La desigualdad de estas cifras se exacerba al considerar que el panorama laboral está cambiando radicalmente: un mayor número de mujeres en la fuerza laboral que trabajan el mismo número de horas que sus colegas masculinos y que al llegar a la casa tienen en exclusiva la responsabilidad de que las “cosas marchen bien”, un trabajo adicional de tiempo completo.

Es obvio que más de una mujer se pregunte: ¿cómo se debe reorganizar el trabajo casero? ¿Qué es lo justo?, ¿cómo recambiar los esquemas del hogar?

Más allá de la vindicación del “trabajo doméstico” a nivel social o gubernamental, lo que debes hacer es encontrar modos de solucionar tu situación en particular.

1. Cada pareja es un mundo. No hay una solución universal para asignar las responsabilidades domésticas; siéntate con tu pareja, explícale tu insatisfacción con la situación actual y acuerden, entre ambos, un nuevo esquema con el cual compartir las responsabilidades del hogar. Empieza por pequeños cambios.

2. No digas “es que nunca me ayudas”, esto más que una solicitud de apoyo suena como un reclamo y nunca se cristaliza en soluciones. Explícale de antemano a tu marido en qué es en lo que requieres su ayuda y cómo te puede apoyar.

3. Establezcan reglas claras de las responsabilidades del hogar... Cada miembro de la pareja conozca de antemano cuáles son sus labores designadas. Por ejemplo, que él asuma como su “trabajo” ir al supermercado los domingos y la limpieza y el mantenimiento de los automóviles. Esto los ayudará a organizar su tiempo y a tener expectativas realistas. Asignen las tareas tomando en cuenta la disponibilidad de tiempo, las habilidades y gustos particulares.

4. …pero sean flexibles. Son una pareja, no una SA, si en algún momento alguien no puede cumplir con sus responsabilidades preasignadas, apóyense y no lo conviertan en un motivo de conflicto.

5. Roten lo indeseable. Si existe alguna actividad que ambos aborrezcan (como llevar al perro al veterinario) roten la responsabilidad, siendo cada uno responsable de ésta por seis meses.

6. No critiques sus intentos. Muchos hombres simplemente no saben cómo realizar los trabajos del hogar (¡¿Cómo se tiende una cama?!), explícale y enséñale cómo realizar las labores que “le tocan”. Si algo no le sale bien las primeras veces sé paciente y tolerante.

7. Los trapitos limpios se guardan en casa. Muchos hombres rehuyen a las labores domésticas no por el trabajo en sí, sino por el estigma frente a los ojos de sus “compadres”. No lo evidencies, mantén sus actividades dentro del hogar como algo privado; si él quiere “presumir” sus hazañas como “amo de casa” que lo haga cuando y frente a quien él quiera.

8. Enséñale a tus hijas… y a tus hijos. Procura no perpetuar, en las generaciones jóvenes, los patrones de desigualdad. Prepara a tus hijos para que puedan realizar labores “propias” e “impropias” de su sexo; que tus hijos aprendan a planchar una camisa a la vez que tus hijas sepan cómo cambiar una llanta ponchada.

Recuerda que los paradigmas, explícitos e implícitos, que gobiernan las relaciones de pareja son milenarios y vigentes aun en las parejas más modernas, por lo que debes de tener paciencia y perseverancia para ver resultados.

1 comentario:

  1. En nada me sorprende que siga habiendo diferencia. Para el mí el concepto es que nadie merece más que nadie. Las compensaciones deben ser proporcionales al desempeño del individuo no importa si es hombre o mujer. Algo muy cierto es que la mujer puede enfrentar el hogar y el trabajo fuera del hogar con mayor eficacia que el hombre (sin desmeritar al hombre claro), la mujer tiene la capacidad de afrontar ambas responsabilidades sin descuidar ninguna.

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