martes, 25 de mayo de 2010
Todo lo que debes saber de Finanzas Personales
Hoy escribo como invitada en un maravilloso blog de finanzas personales "Blog y Lana". L@s invito a leerme. http://www.blogylana.com/todo-lo-que-necesitas-saber-sobre-finanzas-personales/comment-page-1/#comment-9819
lunes, 24 de mayo de 2010
Cuando todo sale mal
Todos hemos tenido uno de esos días. Todo sale mal. Te levantas con el pie izquierdo. La vida conspira en tu contra. Necesitas una limpia...Al medio día lo único de lo que tienes ganas es regresar a la cama (aunque probablemente te encontrarías una lombriz entre las sábanas).
Y muchas veces esas catástrofes tienen que ver con dinero. Se te pierde la cartera, te avisan que estás sobregirado o que el crédito que solicitaste no aplica. Revisas tus rendimientos bancarios y te das cuenta que tienes mucho menos de lo que te imaginabas tener. El día que necesitas comprar dólares el tipo de cambio se volvio loco.
Quién sabe cuál es el detonador pero el día empieza a ir de mal en peor...
No, no es que las fuerzas del universo conspiren contra ti, sino cuestión de profecías autorealizables. Un evento malo y sorpresivo te ubica la mente en el modus-operandi de "es que a mi todo me sale mal" y empezamos a actuar en consecuencia por lo que REALMENTE todo empieza a salir mal.
Ejemplo lo que me pasó el día de hoy. Pensé haber perdido mi cartera (todo a mi me sale mal) y cancelé todas mis tarjetas de crédito y débito. Estaba de tan mal humor y apurada que olvidé sacarlas de la cartera y romperlas y, también, olvidé ir al banco a sacar efectivo. Descuidos ocasionados por el mal humor, sin lugar a dudas.
A las 6:30 pm se me ocurrió ir a hacer el super mensual de la casa (apurada y de mal humor) llené hasta el tope el carrito, algo que me toma alrededor de una hora (de paso rompí, literalmente, una caja de huevos), me formé en una cola de 30 minutos (algo que me puso de más mal humor) y al llegar a la caja, con toda la mercancía ya registrada me di cuenta que no tenía ni una tarjeta de crédito, ni de débito, ni efectivo, ni manera de disponer de efectivo. Me solté a llorar en la caja y salí con las manos vacías. ¿Complot de Superama? No, descuido de mi parte. La profecía que tenía en mente hizo que actuara yo para que realmente TODO me saliera mal.
Cómo evitar estos círculos viciosos. ¿Cuándo el día empieza mal, cómo evitar que acabe peor?
1.-Respira. A fin de cuentas muchas veces es un asunto biológico. En la angustia y el enojo se nos olvida respirar o cambiamos el ritmo y las funciones cerebrales, como la concentración y paciencia, sufren.
2.-Haz una lista. Si el día empieza mal tómte cinco minutos para escribir en papel todos tus pendientes (actividades, llamadas, correos) y evitar olvidar algo que empeore las cosas.
3.-Evita tomar decisiones importantes: En la medida de lo posible posterga las decisiones que requieran de enfoque y perspectiva para el día de mañana.
4.-No te desquites con la gente. No es su culpa. El sacar tu frustración de una manera ruda con el gerente del banco, el cajero, el estúpido del coche de a un lado, aun cuando es muy tentador, no sólo no resuelve nada (al contrario puede agudizar las cosas) y acabando la racha te hará sentir peor.
5.-Busca el humor. En todas las situaciones puedes encontrar algo cómico que te haga reir (o por lo menos sonreír). Reírse de uno mismo es una señal de inteligencia.
...o, si todo lo demás falla, dos palabras: Mucho Chocolate
Y muchas veces esas catástrofes tienen que ver con dinero. Se te pierde la cartera, te avisan que estás sobregirado o que el crédito que solicitaste no aplica. Revisas tus rendimientos bancarios y te das cuenta que tienes mucho menos de lo que te imaginabas tener. El día que necesitas comprar dólares el tipo de cambio se volvio loco.
Quién sabe cuál es el detonador pero el día empieza a ir de mal en peor...
No, no es que las fuerzas del universo conspiren contra ti, sino cuestión de profecías autorealizables. Un evento malo y sorpresivo te ubica la mente en el modus-operandi de "es que a mi todo me sale mal" y empezamos a actuar en consecuencia por lo que REALMENTE todo empieza a salir mal.
Ejemplo lo que me pasó el día de hoy. Pensé haber perdido mi cartera (todo a mi me sale mal) y cancelé todas mis tarjetas de crédito y débito. Estaba de tan mal humor y apurada que olvidé sacarlas de la cartera y romperlas y, también, olvidé ir al banco a sacar efectivo. Descuidos ocasionados por el mal humor, sin lugar a dudas.
A las 6:30 pm se me ocurrió ir a hacer el super mensual de la casa (apurada y de mal humor) llené hasta el tope el carrito, algo que me toma alrededor de una hora (de paso rompí, literalmente, una caja de huevos), me formé en una cola de 30 minutos (algo que me puso de más mal humor) y al llegar a la caja, con toda la mercancía ya registrada me di cuenta que no tenía ni una tarjeta de crédito, ni de débito, ni efectivo, ni manera de disponer de efectivo. Me solté a llorar en la caja y salí con las manos vacías. ¿Complot de Superama? No, descuido de mi parte. La profecía que tenía en mente hizo que actuara yo para que realmente TODO me saliera mal.
Cómo evitar estos círculos viciosos. ¿Cuándo el día empieza mal, cómo evitar que acabe peor?
1.-Respira. A fin de cuentas muchas veces es un asunto biológico. En la angustia y el enojo se nos olvida respirar o cambiamos el ritmo y las funciones cerebrales, como la concentración y paciencia, sufren.
2.-Haz una lista. Si el día empieza mal tómte cinco minutos para escribir en papel todos tus pendientes (actividades, llamadas, correos) y evitar olvidar algo que empeore las cosas.
3.-Evita tomar decisiones importantes: En la medida de lo posible posterga las decisiones que requieran de enfoque y perspectiva para el día de mañana.
4.-No te desquites con la gente. No es su culpa. El sacar tu frustración de una manera ruda con el gerente del banco, el cajero, el estúpido del coche de a un lado, aun cuando es muy tentador, no sólo no resuelve nada (al contrario puede agudizar las cosas) y acabando la racha te hará sentir peor.
5.-Busca el humor. En todas las situaciones puedes encontrar algo cómico que te haga reir (o por lo menos sonreír). Reírse de uno mismo es una señal de inteligencia.
...o, si todo lo demás falla, dos palabras: Mucho Chocolate
viernes, 21 de mayo de 2010
Apostar no es un juego
Estimado Doktor Dinero: Yo juego por diversión. Me encanta apostar en partidos de futbol americano, me fascina la emoción que me genera el “meterle dinero”…. A mi esposa este pasatiempo también la vuelve loca ¡no entiende cuál es el objeto de hacerlo y me recrimina constantemente! Yo digo que es un pasatiempo con un costo (como el salir a cenar, por ejemplo) ella dice que es una actitud irresponsable ¿Quién tiene la razón? JN
Bien decía mi suegro que quien juega por necesidad (o no) pierde por obligación. Pero es un hecho que desde apuestas entre amigos hasta “cruzadores” profesionales, desde la lotería hasta el bingo, desde eventos deportivos hasta juegos de azar, el juego es cada vez más accesible y común en nuestra sociedad.
¿Cómo se debe juzgar este “pasatiempo? ¿Como una sana diversión o como una actitud financieramente irresponsable? No existe una verdad universal, depende de la situación particular de cada persona, de sus valores y compromisos; he aquí algunos puntos que vale la pena tomar en cuenta para que cada quien llegue a sus propias conclusiones:
1. En el largo plazo nunca ganas: “El que juega pierde y el que toma se emborracha” dice el dicho; aun cuando tengas un incidente de suerte, o incluso una buena racha, las pérdidas que acumulas en el largo plazo siempre son mayores a las ganancias. Se crea un círculo vicioso, “te picas”, entre más ganas, más se incrementa el monto, y la frecuencia, de las apuestas.
2. La ventaja la tiene la casa: Aun cuando estudies la teoría de cada juego, uses técnicas aparentemente infalibles o tengas una gran experiencia, las probabilidades están en tu contra. (por algo se llaman “juegos de azar”)… Es más probable ser golpeado por un rayo que ganarse el Melate.
3. Es un juego peligroso: El juego, incluso aunque no sea de manera compulsiva, puede llegar a arruinar la planeación financiera más cuidadosa de la persona más conservadora. No sólo disminuye la cantidad de dinero que puedes ahorrar cada mes (el dinero destinado a las apuestas es una fuga constante a tu presupuesto), una mala jugada puede ocasionarte pérdidas que te obliguen a tomar medidas extremas, como liquidar inversiones o endeudarte con agiotistas.
4. No es el camino: Las apuestas no son una manera para hacerse rico. Las historias de la gente que gana 200 millones de dólares en un billete de lotería son garbanzos de a libra. El utilizar el juego como una manera de construir un patrimonio, o de solventar gastos, es una táctica financieramente irresponsable y muy arriesgada.
5. Es hereditario: Apostar, aun cuando lo hagas “a escondidas”, es una actitud que se aprende por el ejemplo. El juego es un vicio cada vez más común entre adolescentes cada vez más jóvenes. Aun si piensas que tú puedes controlar tu manera de jugar, piensa en lo que le estás enseñando a tus hijos, quienes, por la inexperiencia y “calentura” de la juventud, son propensos a tomar más y mayores riesgos que pueden tener graves consecuencias (como pérdidas cuantiosas o asociación con personajes non gratos)
6. No sólo es cuestión de dinero. Las consecuencias van mucho más allá de pérdidas financieras; el juego te puede ocasionar problemas de pareja y familia, en el trabajo, y en tu estabilidad mental y emocional.
Cuesta trabajo pensar en el juego como una conducta adictiva similar al alcoholismo o a la drogadicción, pero la ludopatía (como es conocida médicamente la adicción al juego) es una enfermedad que afecta a aproximadamente 3% de la población adulta en el país.
Lo que empieza como “apuestas esporádicas” se convierte, para algunas personas, en un círculo vicioso caracterizado por etapas de éxtasis, cuando se está jugando, y de crisis, cuando se deben afrontar las pérdidas, en donde se pierde el control con consecuencias muy peligrosas.
Contesta honestamente estas preguntas:
¿Pierdes el control sobre el tiempo, o la cantidad de dinero, que pasas apostando?
¿Cada vez necesitas apostar más dinero para sentir la misma emoción?
¿Te enojas cuando el juego se acaba?
¿Después de perder dinero lo primero que piensas es en volver a jugar para recuperarte?
¿Continúas apostando, aun cuando vayas perdiendo o no te estés divirtiendo, hasta acabarte el último centavo disponible?
¿Ideas formas “imaginativas” para conseguir el dinero que te permita seguir apostando o para pagar deudas; formas que pueden ser desde arriesgadas (dar en prenda tu hogar) hasta ilegales (robar)?
¿Engañas a miembros de tu familia y amigos sobre la frecuencia o el monto de tus apuestas?
Si crees que tienes un problema con tu manera de jugar, busca ayuda ya sea con un terapista profesional o con un grupo de ayuda como Neuróticos Anónimos.
Con esta información en tu mano ¿Qué opinas? ¿Un pasatiempo o una actitud irresponsable?
Bien decía mi suegro que quien juega por necesidad (o no) pierde por obligación. Pero es un hecho que desde apuestas entre amigos hasta “cruzadores” profesionales, desde la lotería hasta el bingo, desde eventos deportivos hasta juegos de azar, el juego es cada vez más accesible y común en nuestra sociedad.
¿Cómo se debe juzgar este “pasatiempo? ¿Como una sana diversión o como una actitud financieramente irresponsable? No existe una verdad universal, depende de la situación particular de cada persona, de sus valores y compromisos; he aquí algunos puntos que vale la pena tomar en cuenta para que cada quien llegue a sus propias conclusiones:
1. En el largo plazo nunca ganas: “El que juega pierde y el que toma se emborracha” dice el dicho; aun cuando tengas un incidente de suerte, o incluso una buena racha, las pérdidas que acumulas en el largo plazo siempre son mayores a las ganancias. Se crea un círculo vicioso, “te picas”, entre más ganas, más se incrementa el monto, y la frecuencia, de las apuestas.
2. La ventaja la tiene la casa: Aun cuando estudies la teoría de cada juego, uses técnicas aparentemente infalibles o tengas una gran experiencia, las probabilidades están en tu contra. (por algo se llaman “juegos de azar”)… Es más probable ser golpeado por un rayo que ganarse el Melate.
3. Es un juego peligroso: El juego, incluso aunque no sea de manera compulsiva, puede llegar a arruinar la planeación financiera más cuidadosa de la persona más conservadora. No sólo disminuye la cantidad de dinero que puedes ahorrar cada mes (el dinero destinado a las apuestas es una fuga constante a tu presupuesto), una mala jugada puede ocasionarte pérdidas que te obliguen a tomar medidas extremas, como liquidar inversiones o endeudarte con agiotistas.
4. No es el camino: Las apuestas no son una manera para hacerse rico. Las historias de la gente que gana 200 millones de dólares en un billete de lotería son garbanzos de a libra. El utilizar el juego como una manera de construir un patrimonio, o de solventar gastos, es una táctica financieramente irresponsable y muy arriesgada.
5. Es hereditario: Apostar, aun cuando lo hagas “a escondidas”, es una actitud que se aprende por el ejemplo. El juego es un vicio cada vez más común entre adolescentes cada vez más jóvenes. Aun si piensas que tú puedes controlar tu manera de jugar, piensa en lo que le estás enseñando a tus hijos, quienes, por la inexperiencia y “calentura” de la juventud, son propensos a tomar más y mayores riesgos que pueden tener graves consecuencias (como pérdidas cuantiosas o asociación con personajes non gratos)
6. No sólo es cuestión de dinero. Las consecuencias van mucho más allá de pérdidas financieras; el juego te puede ocasionar problemas de pareja y familia, en el trabajo, y en tu estabilidad mental y emocional.
Cuesta trabajo pensar en el juego como una conducta adictiva similar al alcoholismo o a la drogadicción, pero la ludopatía (como es conocida médicamente la adicción al juego) es una enfermedad que afecta a aproximadamente 3% de la población adulta en el país.
Lo que empieza como “apuestas esporádicas” se convierte, para algunas personas, en un círculo vicioso caracterizado por etapas de éxtasis, cuando se está jugando, y de crisis, cuando se deben afrontar las pérdidas, en donde se pierde el control con consecuencias muy peligrosas.
Contesta honestamente estas preguntas:
¿Pierdes el control sobre el tiempo, o la cantidad de dinero, que pasas apostando?
¿Cada vez necesitas apostar más dinero para sentir la misma emoción?
¿Te enojas cuando el juego se acaba?
¿Después de perder dinero lo primero que piensas es en volver a jugar para recuperarte?
¿Continúas apostando, aun cuando vayas perdiendo o no te estés divirtiendo, hasta acabarte el último centavo disponible?
¿Ideas formas “imaginativas” para conseguir el dinero que te permita seguir apostando o para pagar deudas; formas que pueden ser desde arriesgadas (dar en prenda tu hogar) hasta ilegales (robar)?
¿Engañas a miembros de tu familia y amigos sobre la frecuencia o el monto de tus apuestas?
Si crees que tienes un problema con tu manera de jugar, busca ayuda ya sea con un terapista profesional o con un grupo de ayuda como Neuróticos Anónimos.
Con esta información en tu mano ¿Qué opinas? ¿Un pasatiempo o una actitud irresponsable?
jueves, 20 de mayo de 2010
Guácala los seguros
¡No te asegures! Los seguros son una tontería... Lee este post que publique en el blog de mi amigo Eloy López, Prevision Financiera http://www.previsionfinanciera.com/2010/05/%c2%a1no-te-asegures/
viernes, 14 de mayo de 2010
Infeliz Día de las Madre$
En México ir en contra del día de las madres es, casi casi, un delito perseguido de oficio. Cada 10 de mayo cuando hago vocal mi oposición recibo llamadas de enojo, lástima, ofrecimiento de terapia sicoanalítica y conmiseración por mi amargura. Pero es un hecho y lo repito: Me molesta sobremanera la importancia que se le da en México a esta fecha. Cómo se detiene la ciudad, el tráfico, el alza de precios, las culpas insinuadas y, sobre todo, por el fondo detrás de las flores.
Cada vez lo odio más porque, por deformación profesional, cada vez me doy más cuenta de lo que detrás de él se esconde. Y no, mi odio no tiene que ver con traumas de la infancia (en cuyo caso los resolvería con el terapeuta) sino con que cada año estoy más consciente del panorama económico y financiero que enfrentan las casi 30 millones de madres que viven en el país.
Odio el día de las madres porque…
….El consumismo es rampante y la presión por gastar es terrible. Por más que anunciemos “regale afecto no lo compre” hay un mensaje implícito por demostrar el amor a través del tamaño de los regalos (más gasto= más amor).
…Las fuerzas del mercado hacen de las suyas…ayudadas por la avaricia. La ley de la oferta y la demanda dispara estratosféricamente los precios de todos los regalos asociados con las mamás. Mucha gente se endeuda en pos del regalo “ideal” o lo compra dejando a un lado adquisiciones realmente importantes (¿a alguien se le ha ocurrido regalarle a mamá un seguro de gastos médicos?).
…Mientras que el 76% de los hombres participan en el mercado laboral, sólo 41% de las mujeres lo hacen. Y aunque es cierto que algunas mujeres deciden no participar en él, muchas mujeres, sobre todo madres, no pueden entrar a la fuerza de trabajo, o lo hacen en puestos de condiciones menores a sus capacidades, porque enfrentan enormes barreras de contratación, acceso, oportunidades y tabúes que las mantienen fuera o limitan su desarrollo.
…Por cada peso que gana un hombre, una mujer EN EL MISMO TRABAJO, gana 77 centavos.
… Muchas de las empresas que se vanaglorian el 10 de mayo y dan regalos, tarjetas y horas libres “a las mamás en su día”, no cuentan con programas que apoyen a “las mamás el resto de los días” como horarios flexibles, asistencia en el cuidado de los hijos, permisos de ausencia para actividades relacionadas con la crianza, permisos de lactancia o apoyo después de la incapacidad por maternidad.
…En cuestión de cultura financiera los mexicanos somos malos, pero las mexicanas seguimos peor. Aún cuando somos las encargadas del gasto del hogar se nos exime de las decisiones financieras en el hogar.
… una de cada tres mujeres sufre de violencia económica en su relación de pareja.
… a la hora del trabajo doméstico las mujeres, incluso las que trabajan fuera del hogar, son las que siguen cargando con la mayor parte. La mujer dedica 42.5 horas a la semana en el trabajo doméstico mientras que los hombres dedican menos de 10.
… menos del 1% de las guarderías subrogadas del IMSS, quizá el apoyo más importante para una mujer trabajadora, cumplen con los requisitos de seguridad.
… existen pocos programas de apoyo especiales a los casi 20% de hogares monoparentales encabezados por una mujer. Cifra que crece al 5% anual.
… el 75% de los padres divorciados no cumple con la pensión alimenticia y el hacerlos cumplir es un viacrucis legal y emocional.
… independientemente de la opinión que cada quien tenga sobre el aborto, es un hecho que la educación sexual en México es terrible y que las decisiones que toman las mujeres, sobre todo las adolescentes, con respecto a su sexualidad son hechas de manera poco o mal informada teniendo como consecuencia, muchas veces, embarazos no deseados y, es innegable, uno de los aspectos que más influye en el futuro económico de cada mujer es poder decidir libremente sobre cuándo quieren y PUEDEN ser madres.
… seguimos viviendo en un país en donde 15% de los hombres opina que no hay que gastar en la educación de las hijas “porque luego se casan”.
…como bien dijo en twitter @naraes80, todo lo que se hace mal en el año, en un día (con un regalo) se soluciona.
Definitivamente no espero hacer un movimiento social en contra del 10 de mayo pero, a 360 días del siguiente, quizá valga la pena reflexionar sobre qué es lo que estamos celebrando y cómo encontrar el regalo perfecto no es precisamente por lo que nos debemos preocupar.
Cada vez lo odio más porque, por deformación profesional, cada vez me doy más cuenta de lo que detrás de él se esconde. Y no, mi odio no tiene que ver con traumas de la infancia (en cuyo caso los resolvería con el terapeuta) sino con que cada año estoy más consciente del panorama económico y financiero que enfrentan las casi 30 millones de madres que viven en el país.
Odio el día de las madres porque…
….El consumismo es rampante y la presión por gastar es terrible. Por más que anunciemos “regale afecto no lo compre” hay un mensaje implícito por demostrar el amor a través del tamaño de los regalos (más gasto= más amor).
…Las fuerzas del mercado hacen de las suyas…ayudadas por la avaricia. La ley de la oferta y la demanda dispara estratosféricamente los precios de todos los regalos asociados con las mamás. Mucha gente se endeuda en pos del regalo “ideal” o lo compra dejando a un lado adquisiciones realmente importantes (¿a alguien se le ha ocurrido regalarle a mamá un seguro de gastos médicos?).
…Mientras que el 76% de los hombres participan en el mercado laboral, sólo 41% de las mujeres lo hacen. Y aunque es cierto que algunas mujeres deciden no participar en él, muchas mujeres, sobre todo madres, no pueden entrar a la fuerza de trabajo, o lo hacen en puestos de condiciones menores a sus capacidades, porque enfrentan enormes barreras de contratación, acceso, oportunidades y tabúes que las mantienen fuera o limitan su desarrollo.
…Por cada peso que gana un hombre, una mujer EN EL MISMO TRABAJO, gana 77 centavos.
… Muchas de las empresas que se vanaglorian el 10 de mayo y dan regalos, tarjetas y horas libres “a las mamás en su día”, no cuentan con programas que apoyen a “las mamás el resto de los días” como horarios flexibles, asistencia en el cuidado de los hijos, permisos de ausencia para actividades relacionadas con la crianza, permisos de lactancia o apoyo después de la incapacidad por maternidad.
…En cuestión de cultura financiera los mexicanos somos malos, pero las mexicanas seguimos peor. Aún cuando somos las encargadas del gasto del hogar se nos exime de las decisiones financieras en el hogar.
… una de cada tres mujeres sufre de violencia económica en su relación de pareja.
… a la hora del trabajo doméstico las mujeres, incluso las que trabajan fuera del hogar, son las que siguen cargando con la mayor parte. La mujer dedica 42.5 horas a la semana en el trabajo doméstico mientras que los hombres dedican menos de 10.
… menos del 1% de las guarderías subrogadas del IMSS, quizá el apoyo más importante para una mujer trabajadora, cumplen con los requisitos de seguridad.
… existen pocos programas de apoyo especiales a los casi 20% de hogares monoparentales encabezados por una mujer. Cifra que crece al 5% anual.
… el 75% de los padres divorciados no cumple con la pensión alimenticia y el hacerlos cumplir es un viacrucis legal y emocional.
… independientemente de la opinión que cada quien tenga sobre el aborto, es un hecho que la educación sexual en México es terrible y que las decisiones que toman las mujeres, sobre todo las adolescentes, con respecto a su sexualidad son hechas de manera poco o mal informada teniendo como consecuencia, muchas veces, embarazos no deseados y, es innegable, uno de los aspectos que más influye en el futuro económico de cada mujer es poder decidir libremente sobre cuándo quieren y PUEDEN ser madres.
… seguimos viviendo en un país en donde 15% de los hombres opina que no hay que gastar en la educación de las hijas “porque luego se casan”.
…como bien dijo en twitter @naraes80, todo lo que se hace mal en el año, en un día (con un regalo) se soluciona.
Definitivamente no espero hacer un movimiento social en contra del 10 de mayo pero, a 360 días del siguiente, quizá valga la pena reflexionar sobre qué es lo que estamos celebrando y cómo encontrar el regalo perfecto no es precisamente por lo que nos debemos preocupar.
viernes, 7 de mayo de 2010
El alto costo del verano
Doktor Dinero: Empieza mayo y en mi cabeza sólo hay una pregunta que me deja sin dormir ¡¿¡¿¡¿Qué hago con mis hijos este verano?!?!?! Tanto yo como mi marido trabajamos y necesitamos tenerlos ocupados para que no se vuelvan locos y nos vuelvan locos a nosotros. Además, como bien dicen, el ocio es la madre de todos los vicios. Auxilio P.D.
Es el mejor de los tiempos y el peor también; son las semanas de relajación y las de tensión, el momento de no tener ninguna responsabilidad y el de buscar desesperadamente a qué dedicar las horas.
Si Charles Dickens viviera, probablemente así describiría la dicotomía que viven millones de familias durante las vacaciones de verano: mientras que para los hijos esta es la época en donde acaban los problemas (no tener que lidiar con los problemas de geometría), para los padres es una temporada de completo desajuste en la rutina diaria que puede ocasionar serios cambios en la dinámica y finanzas familiares.
El “ocio de los hijos” durante los meses de julio y agosto implica que los padres tengan que:
a) Encontrar quién se haga responsable de ellos mientras trabajan (en caso de casas monoparentales o en donde ambos trabajan) un tema que pone en evidencia los grandes rezagos en políticas públicas en lo que apoyo a los padres y madres trabajadores se refiere;
b) Ocuparlos en actividades productivas que los alejen de las, cada vez mayores, tentaciones que existen en el medio ambiente, y
c) Enfrentar una serie de gastos adicionales pueden presionar el presupuesto familiar.
Dentro de las opciones que tienes para ocupar a tus hijos durante el verano se encuentran las siguientes:
Horarios extendidos de las escuelas: muchas escuelas ofrecen “horarios extendidos” o sea un mayor número de semanas de actividades en donde si bien no se sigue el currículum de todo el año, se organizan opciones educativas y recreativas. En algunos planteles reciben a niños que no cursan ahí el resto del año escolar.
Campamentos de verano: de día o de dormir, en México o en el extranjero, de campismo o de instrucción en actividades particulares… Existe un enorme número de campamentos de verano disponible para niños a partir de los cinco años. Averigua en la escuela o con tu grupo de amistades sobre aquellos en donde la experiencia haya sido satisfactoria e infórmate bien sobre los pormenores tales como certificación de los instructores, proporción de adultos por niños, instalaciones médicas y facilidad de comunicación. Esta opción puede ser cara, averigua sobre los descuentos que ofrecen muchos de ellos por pagos adelantados, afiliación a algún grupo o asistencia de varios hermanos.
Abuelos al mando: el convivir por una temporada con “la voz de la experiencia” puede ser una interesante actividad intergeneracional tanto para tus hijos como para los abuelos. Mucho ojo, antes de tomar en cuenta esta opción cuida que sea algo en lo que tus padres o suegros estén de acuerdo, que tengan la energía para hacerse cargo de los niños y que la visita tenga un fin y actividades específicas (nada de irse a casa de la abuelita a ver la televisión).
A Chambear: una opción para los hijos más grandes, a partir de los diez años, y particularmente interesante para adolescentes es que encuentren un trabajo de verano, ya sea en alguna empresa que formalmente los contrate o por medio de amigos y familiares que puedan ofrecerles una visión del “campo empresarial”. Si no es un trabajo formal vigila que su asistencia tenga un objetivo con responsabilidades determinadas y que, por más simbólico que sea, reciban un pago por su esfuerzo.
Trabajo social: otra opción también para los más grandes es que dediquen su tiempo a alguna institución de beneficencia, algo que puede ser una experiencia invaluable. Ojo: estas organizaciones no son “nanas”, vigila que tu hijo tenga la capacidad de realizar los trabajos que se piden, y que no haga a los demás perder el tiempo, antes de considerar esta opción.
Tanda de verano: organízate con un grupo de papás y que cada quien se responsabilice por los niños durante un día a la semana en un horario determinado. Siéntense con anterioridad para vigilar no repetir excesivamente la misma actividad. Si se juntan diez papás, será tu responsabilidad organizar las actividades sólo una vez cada 15 días.
Un grave problema del verano es que tendemos a darles a los hijos más dinero para solventar sus actividades, algo que en el día a día parece un gasto minúsculo, pero que en el acumulado puede agujerar el presupuesto familiar.
• Evita, por falta de imaginación, las “actividades consumistas” como ir a pasear al centro comercial o ver tres veces la misma película. Averigua, por medio de revistas especializadas, como Dónde o Tiempo Libre, actividades diferentes que se puedan llevar a cabo con un nulo o mínimo costo.
• Es cierto que las necesidades de “dinero personal” de los niños, particularmente de los que ya están en una edad más independiente, puede aumentar durante el verano, pero evita llegar al extremo de darles dinero cada día. Antes de empezar las vacaciones, hagan juntos un presupuesto que tome en cuenta los gastos extra que van a realizar y ajusta “el domingo” con base en estos requerimientos temporales.
• Muchas veces desembolsamos dinero extra por la culpa de no poder pasar más tiempo con ellos (“no puedo ir contigo, pero toma 50 pesos”). Compensa tu ausencia no con billetes sino con calidad de tiempo: organiza, en las tardes o los fines de semana, actividades diferentes que les hagan sentir que realmente “están de vacaciones”.
…Y en caso de extrema desesperación piensa que al empezar el verano van a faltar tan sólo siete semanas… 49 días… 1,176 horas… 70,560 minutos…4,233,600 segundos antes de que las clases, y la bendita rutina, empiecen de nuevo.
Es el mejor de los tiempos y el peor también; son las semanas de relajación y las de tensión, el momento de no tener ninguna responsabilidad y el de buscar desesperadamente a qué dedicar las horas.
Si Charles Dickens viviera, probablemente así describiría la dicotomía que viven millones de familias durante las vacaciones de verano: mientras que para los hijos esta es la época en donde acaban los problemas (no tener que lidiar con los problemas de geometría), para los padres es una temporada de completo desajuste en la rutina diaria que puede ocasionar serios cambios en la dinámica y finanzas familiares.
El “ocio de los hijos” durante los meses de julio y agosto implica que los padres tengan que:
a) Encontrar quién se haga responsable de ellos mientras trabajan (en caso de casas monoparentales o en donde ambos trabajan) un tema que pone en evidencia los grandes rezagos en políticas públicas en lo que apoyo a los padres y madres trabajadores se refiere;
b) Ocuparlos en actividades productivas que los alejen de las, cada vez mayores, tentaciones que existen en el medio ambiente, y
c) Enfrentar una serie de gastos adicionales pueden presionar el presupuesto familiar.
Dentro de las opciones que tienes para ocupar a tus hijos durante el verano se encuentran las siguientes:
Horarios extendidos de las escuelas: muchas escuelas ofrecen “horarios extendidos” o sea un mayor número de semanas de actividades en donde si bien no se sigue el currículum de todo el año, se organizan opciones educativas y recreativas. En algunos planteles reciben a niños que no cursan ahí el resto del año escolar.
Campamentos de verano: de día o de dormir, en México o en el extranjero, de campismo o de instrucción en actividades particulares… Existe un enorme número de campamentos de verano disponible para niños a partir de los cinco años. Averigua en la escuela o con tu grupo de amistades sobre aquellos en donde la experiencia haya sido satisfactoria e infórmate bien sobre los pormenores tales como certificación de los instructores, proporción de adultos por niños, instalaciones médicas y facilidad de comunicación. Esta opción puede ser cara, averigua sobre los descuentos que ofrecen muchos de ellos por pagos adelantados, afiliación a algún grupo o asistencia de varios hermanos.
Abuelos al mando: el convivir por una temporada con “la voz de la experiencia” puede ser una interesante actividad intergeneracional tanto para tus hijos como para los abuelos. Mucho ojo, antes de tomar en cuenta esta opción cuida que sea algo en lo que tus padres o suegros estén de acuerdo, que tengan la energía para hacerse cargo de los niños y que la visita tenga un fin y actividades específicas (nada de irse a casa de la abuelita a ver la televisión).
A Chambear: una opción para los hijos más grandes, a partir de los diez años, y particularmente interesante para adolescentes es que encuentren un trabajo de verano, ya sea en alguna empresa que formalmente los contrate o por medio de amigos y familiares que puedan ofrecerles una visión del “campo empresarial”. Si no es un trabajo formal vigila que su asistencia tenga un objetivo con responsabilidades determinadas y que, por más simbólico que sea, reciban un pago por su esfuerzo.
Trabajo social: otra opción también para los más grandes es que dediquen su tiempo a alguna institución de beneficencia, algo que puede ser una experiencia invaluable. Ojo: estas organizaciones no son “nanas”, vigila que tu hijo tenga la capacidad de realizar los trabajos que se piden, y que no haga a los demás perder el tiempo, antes de considerar esta opción.
Tanda de verano: organízate con un grupo de papás y que cada quien se responsabilice por los niños durante un día a la semana en un horario determinado. Siéntense con anterioridad para vigilar no repetir excesivamente la misma actividad. Si se juntan diez papás, será tu responsabilidad organizar las actividades sólo una vez cada 15 días.
Un grave problema del verano es que tendemos a darles a los hijos más dinero para solventar sus actividades, algo que en el día a día parece un gasto minúsculo, pero que en el acumulado puede agujerar el presupuesto familiar.
• Evita, por falta de imaginación, las “actividades consumistas” como ir a pasear al centro comercial o ver tres veces la misma película. Averigua, por medio de revistas especializadas, como Dónde o Tiempo Libre, actividades diferentes que se puedan llevar a cabo con un nulo o mínimo costo.
• Es cierto que las necesidades de “dinero personal” de los niños, particularmente de los que ya están en una edad más independiente, puede aumentar durante el verano, pero evita llegar al extremo de darles dinero cada día. Antes de empezar las vacaciones, hagan juntos un presupuesto que tome en cuenta los gastos extra que van a realizar y ajusta “el domingo” con base en estos requerimientos temporales.
• Muchas veces desembolsamos dinero extra por la culpa de no poder pasar más tiempo con ellos (“no puedo ir contigo, pero toma 50 pesos”). Compensa tu ausencia no con billetes sino con calidad de tiempo: organiza, en las tardes o los fines de semana, actividades diferentes que les hagan sentir que realmente “están de vacaciones”.
…Y en caso de extrema desesperación piensa que al empezar el verano van a faltar tan sólo siete semanas… 49 días… 1,176 horas… 70,560 minutos…4,233,600 segundos antes de que las clases, y la bendita rutina, empiecen de nuevo.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)